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Hay narcisos que se creen los dueños del estanque. Miguel Ángel Alonso T.

Brillar con luz propia, no cualquiera, presumió la luciérnaga. Juan Iriarte M.

Cuando lo toco, me arde la piel. Cuando me besa, mi sangre se envenena. Pero cuando se aleja… el dolor es peor. Amar a un monstruo no es fácil. Plácido Romero.

No vino el Hombre bala, anunció el payaso, y se vaciaron las gradas. Nada como una eventual desgracia para agotar las entradas. Lenin Pérez Pérez.

Fueron ovejas, .nunca sueños. Marcos Ley.

Quizá todos nuestros errores nos han traído hasta este acierto. Alicia Castillo.

A él se le escapó una lágrima. Ella soltó un abrazo. El tsunami de las mejillas se contuvo. Al final incluso rieron. Carlos Aymí.

NOVELA GÓTICA La niña que regresó del otro lado del espejo no era la misma que se fue. José Luis Zárate.

Nunca el Hombre bala sintió tanta envidia de Dumbo, como el día en el que se enteró ya en el aire de que la red de seguridad brillaba por su ausencia. No estaba. Lenin Pérez Pérez.

Cuando, después de varios años de intentarlo, se convenció de que no iba a poder convertirme en una réplica de su padre me pidió el divorcio. Chema Frías.

Preparando los envíos de mañana lunes. Te anotas?.

Me tragué las mariposas, y tampoco. José Escudero.

El espejo engordaba caprichosamente. Se alimentaba de autoestima ajena. Christian Tufano.

¡Romeo, Julieta y la bella durmiente despertaron!.David Bonilla.

Era tan miedosa, que sus atrevimientos no iban más allá de beber café con cardamomo, bien cargado, cada madrugada; untarse en sus rizos jazmines macerados en aceite de oliva, cada luna llena; e incluir citas literarias en el marco teórico de su investigación. Karina de la Paz R.

Un gato que no ha podido acostumbrarse a.su cola. Jules Renard.

No eran mariposas, era un estómago con hambre. M. Merino H.

Estaba harta de los hombres de letras que no sabían acariciar más que consonantes, alguna vocal, escasos signos de admiración. José Luis Zárate.

Era tan rebelde, que para dormir contaba ovejas negras. Eva López M.

Apagó el faro. El mar guardó silencio. Los barcos nunca llegaron. Manuel Ferca.