Comencemos con la imagen que ya fue mostrada ayer por parte del presidente Joe Biden, de EE. UU. Es, probablemente, la más llamativa de lo visto hasta ahora. SMACS 0723 es un cúmulo de galaxias y actúa como lente gravitacional. Hay mucho que comentar al respecto en esta imagen.
Las primeras imágenes del telescopio James Webb de
@NASA_ES
ya están aquí, y están revolucionando el mundo de la astronomía. Desde el punto de vista visual son espectaculares, pero es que además están cargadas de datos muy interesantes. ¡Vamos a repasarlas!
#RefrescaTuTimeline
También podemos aprovechar y explicar por qué es posible observar galaxias muy lejanas, y sin embargo observar los planetas del Sistema Solar es mucho más complicado, que es una pregunta que surge con cierta frecuencia y que vale la pena explicar:
SMACS 0723 es una enorme agrupación de galaxias. Es decir, algo como el Grupo Local, del que forma parte la Vía Láctea, Andrómeda y la galaxia del Triángulo (así como una legión de galaxias enanas) pero con muchas más galaxias y muchísimo más grande:
Si alguna vez te has encontrado bajo un cielo oscuro, es posible que hayas visto una tenue banda blanca que recorre el cielo. Si la pudieses observar con más detalle, verías que está llena de millones de puntos de luz y coronas de materia. Es la Vía Láctea, nuestra galaxia...
De hecho, es tan masivo que curva el espacio a su alrededor. Esto obliga a la luz de galaxias, todavía más lejanas, a recorrer ese espacio curvado, distorsionando y estirando la imagen de galaxias todavía más lejanas. Aquí hay un ejemplo muy interesante de ese fenómeno.
Resulta que, analizando los datos del telescopio James Webb, lo que se ha visto es que esas dos galaxias, rodeadas, son en realidad el reflejo de la misma galaxia. Estamos viendo dos veces la misma galaxia. La lente gravitacional es como una especie de lupa cósmica.
En la imagen podemos ver objetos muy brillantes, muy puntiagudas. Eso son estrellas de nuestra propia galaxia. Todo lo demás, sin embargo, son galaxias. Algunas están extremadamente lejos. De hecho, la más lejana la vemos tal y como era hace 13 100 millones de años.
Es decir, tan solo 700 millones de años después del Big Bang. Pero resulta que todavía hay más. Esta es la imagen, de esa misma región, tal y como la veía el telescopio Hubble. El salto en la calidad de imagen es espectacular, pero no es solo la calidad, es la velocidad.
Porque, para capturar esta imagen, Hubble necesitó observar ese lugar durante diez días. En el caso del telescopio James Webb, apenas bastaron doce horas y media para poder obtener una imagen mucho más nítida y profunda. Hasta el punto de poder analizar galaxias muy lejanas.
Porque, en este caso, esa galaxia vista tal y como era hace 13 100 millones de años, también tiene su espectro. El salto es tremendo. Con Hubble, con galaxias tan lejanas, había que intentar averiguar a qué distancia está. Con James Webb se puede ver su composición.
¡No es la única! También han analizado el espectro de otras galaxias (vistas en este gráfico). Las galaxias con un tono más rojizo, en la imagen, están más lejos de nosotros. La imagen resulta espectacular en cuanto a la capacidad de James Webb y la información que puede captar.
La segunda imagen que hemos visto es esta. En realidad no es una imagen, es el espectro del exoplaneta WASP-96 b. Se trata de un gigante gaseoso, con un tamaño similar al de Júpiter, pero con la mitad de su masa. Y con un detalle muy importante:
Júpiter es el planeta más grande del Sistema Solar. Además, por derecho propio, ha capturado la atención de los astrónomos desde que se inventase el primer telescopio, hace 400 años. Desde su espectacular Gran Mancha Roja a su legión de lunas, hay mucho que conocer...
WASP-96 b está muy cerca de su estrella. Apenas tarda 3,5 días en completar una órbita a su alrededor. Es lo que se conoce como un júpiter caliente. En este caso, James Webb lo que ha hecho es analizar su atmósfera, detectando la presencia de vapor de agua y dando algunas pistas.
Los datos muestran que la atmósfera del planeta contiene vapor de agua (ahora hay que ver cuánta cantidad, exactamente) y también revelan la estructura de su atmósfera. Se ha determinado que tiene nubes y neblinas. Algo que se desconocía hasta estas observaciones.
En este sentido, lo más interesante está por llegar. El equipo de James Webb ha anunciado que uno de los objetivos del telescopio, en su primer año de funcionamiento, es estudiar los exoplanetas del sistema TRAPPIST-1, que tiene siete planetas rocosos:
De ellos, tres planetas podrían estar en la zona habitable de su estrella. Así que se intentará entender si tienen atmósfera. Si es así, se podrá ver cuál es su composición y, por tanto, se podrá comprender hasta qué punto podrían ser habitables:
Las enanas rojas son las estrellas más abundantes del universo. Son mucho más frías y pequeñas que el Sol, pero también más longevas. Así que determinar si sus planetas pueden ser habitables nos permitirá saber cómo de abundante podría ser la vida en otros lugares del universo...
En ese sentido, Webb va a ser toda una revolución porque va a permitir profundizar en el estudio de las atmósferas de esos exoplanetas. Algunos quizá resulten ser más parecidos a la Tierra, o puede que todos sean tremendamente diferentes a lo que conocemos, quién sabe.
La tercera imagen que se ha mostrado es la de la Nebulosa del Anillo del sur. Se trata de una nebulosa planetaria, el producto de una estrella, similar al Sol, que ha llegado al final de su vida y ha expulsado sus capas exteriores al espacio. Aquí hay mucho que comentar.
Podemos comparar estas imágenes con las del telescopio Hubble. La diferencia salta a la vista, y podemos ver el salto que supone la llegada del telescopio James Webb, porque permite observar la nebulosa de una manera que no era posible hasta ahora. Es realmente impresionante.
El resultado es, naturalmente, muy diferente. Lo más interesante es que la definición de James Webb es tan alta que se puede ver el proceso por el que pasará el Sol en un futuro lejano (para que el Sol legue a ese punto quedan 5000 millones de años):
El Sol es el corazón del Sistema Solar. No solo porque es el centro en torno al que giran todos los objetos de este pequeño rincón perdido en la Vía Láctea. También porque su energía es la que hace que esta pequeña canica rebose vida. Pero... ¿cuánto sabes del Sol?
En este caso, James Webb no solo permite ver la estructura de esas capas de material (alrededor de la región central, en azul). En la imagen de la derecha también muestra la presencia del sistema binario que se esconde en el centro de la nebulosa, y la estrella responsable.
Por extraño que pudiese parecer, la estrella responsable es la más tenue, en la izquierda. La otra está en una fase más temprana de su vida, pero en un futuro también creará su propia nebulosa planetaria. El sistema está a unos 2500 años-luz.
Las distancias en el espacio son tan grandes que las medidas con las que estamos familiarizados se nos quedan ridículamente pequeñas. En su lugar, necesitamos recurrir a un conjunto de medidas diferente, que nos permita utilizar cifras mucho más manejables y comprensibles...
Si te fijas detenidamente, en la imagen verás que se puede identificar varias capas. Cada una se corresponde con un episodio diferente, de la estrella, en el que perdió masa. Las más lejanas fueron las primeras en ser expulsadas. Esto permite reconstruir la historia del sistema.
Lo más interesante es que, en realidad, ese material enriquecerá el espacio a su alrededor. Por lo que, tras miles de millones de años de viaje, por la galaxia, podría terminar incorporándose a una nueva estrella, o en el sistema planetario de un astro.
La siguiente imagen mostrada ha resultado ser igualmente espectacular. Se trata del Quinteto de Stephan. Es un grupo de galaxias del que cuatro están en proceso de colisión entre sí. La quinta (en la izquierda) está mucho más cerca de nosotros.
Esa galaxia más cercana está a unos 40 millones de años-luz. El resto del grupo está a unos 300 millones de años-luz y, además, está en pleno proceso de colisión. Esta imagen es la más grande que ha tomado Webb hasta el momento, 150 millones de píxeles.
Es el fruto de 1100 imágenes diferentes. Su estudio permite entender cómo afecta la colisión de galaxias a la evolución de una galaxia, y su papel en las primeras etapas del universo. Con su capacidad de observación, se pueden ver cosas que antes eran invisibles…
Se pueden ver millones de cúmulos de nuevas estrellas, regiones de formación de estrellas, así como colas de gas y polvo que están siendo arrastradas por la interacción gravitacional de las galaxias. La imagen es espectacular y, en este caso, el telescopio Hubble la veía así.
A pesar de que 300 millones de años-luz puede parecer una distancia mareante, en la escala astronómica están tan cerca como para estudiarlas en detalle. La galaxia en la parte superior tiene núcleo de galaxia activo. Tiene que ver con agujeros negros...
Un núcleo de galaxia activo es un agujero negro supermasivo que está añadiendo una gran cantidad de material. En realidad, no podemos ver el agujero negro en sí. Lo que vemos es el descomunal brillo del material que se encuentra a su alrededor y que eclipsa a la galaxia.
Para intentar ponerlo en perspectiva, la energía producida por esta bestia cósmica es equivalente a la de 40 000 millones de soles. No solo eso, también se ha analizado el movimiento del material ¡con velocidades de cientos de kilómetros por segundo! (como se ve en la imagen).
El telescopio también ha sido capaz de observar en NGC 7320, la galaxia de la izquierda, estrellas de manera individual (¡a 40 millones de años-luz!) así como la brillante región central de la galaxia. Eso sin hablar de las galaxias que se ven de fondo. ¡Están en todas partes!