@soniaguerra72 @xqmesaledelcono @Leibront @marvillsan_42 @LemBDN @Hastaluegomaric @jimelovato @noedelways @DonJaime1958 @lita27 @Ymj1980 @noeliaJAB @bea_cbea6820 @faveswlwfandoms @TL11113 @Lucia1983919561 @DeMitileneSafo .Enga! A la Sequoya nueva!!!.Me he dejado a alguien??.

Nunca entró como un aliado. Llevan mostrando esta faceta chunga de Pelayo desde el minuto 1. Otra cosa es que la gente no lo haya querido ver.

Turn old photos into videos and see friends and family come to life. Try Grok Imagine, free for a limited time.

Mi orgullo es ese. Esa mujer amable que un día me animó a ser valiente 🔚.

Porque sea verdadera mi película o no, eso es lo que consiguió conmigo. Y con eso me quedo. Las banderitas, los colorinchis, las identidades sentidas y demás gilipolleces, os la podéis meter, querides amigues del colective, por el ogt y apretad hasta que haga tope ⬇️.

Y xq os cuento esta movida justo hoy? Xq para mi eso es el orgullo.Para mi, eso es el colectivo. Esa sonrisa amable y cómplice que dio coraje a una pequeña bollerita confusa, y que le mostró que siempre había habido gente como ella y que sus historias también se habían contado⬇️.

No sé si me monté una película y me quedó preciosa, pero quiero pensar que si. Que esa señora se jubiló y se fue a su casa, junto a su esposa, dispuesta a disfrutar de los pequeños placeres de la vida, llevándose esa pequeña travesura con ella ⬇️.

Una mujer que amaba a otras mujeres, solo que ella lo hizo en un tiempo mucho más jodido, y su manera de luchar fue esa. Tratando de abrirnos las puertas a las que veníamos detrás a su manera ⬇️.

Y si ella fue la responsable de rescatar todos esos tesoros y dejarlos en las estanterías para que gente como yo los encontrase? Y decidí que si. Decidí que aquella buena señora era una mujer como yo ⬇️.

Desaparecidos sin rastro. Y de mi cómplice silenciosa, ni rastro tampoco. Supongo q en ese tiempo le tocó jubilarse y nunca más la vi. Ni señora de sonrisa cómplice ni libros. Y me dio por pensar ⬇️.

Si. Margaret Atwood o la Highsmith estaban por allí, pero nada más. Busqué y busqué, pero ni rastro. Gracias a nuestra triunfal entrada en el SXX descubrí que muchos estaban guardados en el depósito, y los más rarunos ni siquiera eso⬇️.

Cuando terminaron,aquello era otra cosa. Mucho + moderno,más grande,con más libros,una sala de estudio nueva,ordenadores al fin, mucha luz… Y me lancé a buscar mis viejos libros,solo para descubrir que ya no estaban. Apenas pude encontrar un par de ellos. Del resto, ni rastro ⬇️.

Un dia, y después de muchos años de reivindicación, llegaron los fondos para renovar la biblioteca y nos pasamos un par de años de obras, en los que apenas pasé por allí porque lo de buscar libros en medio de una obra en proceso es un deporte de riesgo ⬇️.

peleándose con sus gafas de cerca mientras gruñía por lo bajini que no veía un burro a tres pasos, mecawenlaleche. Solo me atrevía a sacar esos libros cuando ella estaba en la mesa. Me recibía con esa sonrisa inequívocamente cómplice que me hacía sentir segura ⬇️.

Pequeñas joyas escondidas en una biblioteca que no se caracterizaba por su catálogo moderno, libertario y rompedor, precisamente. Yo seguía buscando y ella siempre andaba por allí, con el carrito de los libros, rellenando las estanterías, ⬇️.

El caso es que un día me atreví. La vi a ella sentada en la mesa, y me acerqué. De ese si me acuerdo. “El pozo de la soledad”, de Radclyffe Hall. Y de nuevo la sonrisa pícara estaba allí. Y seguí buscando aquí y allá. Jane Bowles, Reina Joffe, Patricia Highsmith… ⬇️.

Poco a poco fueron aflorando pequeños tesoros aquí y allí. Al principio no me atrevía a llevármelos a casa, y me sentaba en mi rincón para leerlos allí, casi en la clandestinidad. Era una tontería, pero explícaselo tu a la niña tonta que fui ⬇️.

Leer aquello despertó algo, y me puse en modo perro perdiguero vagando por esas estanterías y buscando algo más. De nuevo, os lo recuerdo. Años 90. No había sección de literatura arco iris ni nada parecido ⬇️.

Siempre me sonreía amable cuando me veía sentada en el suelo enfrascada en alguna lectura, pero ese día yo puedo jurar por lo más sagrado que su sonrisa fue diferente. Más abierta y más pícara. Lo juro. No me lo invento ⬇️.

Molaba cuando le tocaba ponerse a atender a la gente, porque irradiaba simpatía y buen rollo, lo que era una nota de color entre tanta gente seca q no te daba ni los buenos días ⬇️.

Nunca supe su nombre. Era una mujer mayor,de unos 60 años, con un pelo blanco inmaculado recogido en un moño, las gafas sobre el pecho colgando de un cordel, que a veces llevaba una bata blanca y q solía encargarse de devolver los libros a las estanterías cuando eran devueltos⬇️.

Autor? Ni idea. No recuerdo nada, salvo la sensación de pasar por las páginas volando buscando algo pero no estaba segura de que. Y allí estaba yo. Sintiéndome casi como si estuviese leyendo un libro prohibido por la inquisición o algo, cuando ella pasó por delante ⬇️.