<<Iter vitae>>, sin inicio de final. Tránsito y luminaria a cada paso; estación florida de otoño.

A cada paso, cada mañana, se hace la claridad hacia lo cierto. Belleza contemplada en el rumor de la transparencia. <Cuaderno del caminante>>.

Quizás hubiera que mantenerse en un anhelo suplicante hacia el bien viviendo sin ser nada pero con el deseo silencioso de serlo todo, de ser invadido por la gracia, la quietud, la benevolencia. La belleza de lo sucedido debiera estar en cada uno para entender que solo somos nada.

en la pluralidad y despojarse de la monodia que somos para hallar la polifonía; desocupar el yo para que la trascendencia ocupe nuestra vida;ahondar en las raíces de la humildad para comenzar el camino de lo bello; la música del ser,el silencio bello de lo venidero en la quietud.

Hay un sonido lejano, una música incipiente en el caminar por el mundo; nos estamos alejando de ella, de la armonía a la que pertenecemos. Quizás debemos contemplar el paisaje dejando de ser para serlo todo en nada, anhelar la transparencia, abandonar el ego para fundirse -(I)-

De Rafael Alberti no hubo mayor ingenio que su título "Yo era tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos".En estos tiempos en que poseer una biblioteca personal está en juicio de lelos y abejorros pseudointelectuales viene como de molde porque el patio,que ni el de Monipodio.

Todo vivir es cierto hasta la muerte; tan ciertamente vivo hasta su huida.

Mientras paseaba en bicicleta esta mañana temprano con mi padre pensaba en el Mississippi de Faulkner. En la soledad de la llanura perpetrada de humedales y aves que acontecían en la mansedumbre de la quietud. El cielo abrigaba la tierra en una especie de melancolía y verdad.

Cada día, cada día la luz amanecida y transparente; y en ella el regocijo profundo y evanescente de la concordia finita en el reflejo permanente de la existencia.

El caminante atisba en la calle Trascuesta que en el azul que acoge la torre algodonada de nubes, allí en el Palacio de Medina Sidonia, asoman la lengua y la calva de Luis de Góngora en su decrépito vivir ya en senectud.

Como escribe mi admirado Vila-Matas, escribir consiste en ensayar el difícil arte de lo indescifrable.

El reflejo de la vanidad, como decía Proust, termina en la piedra de tu rumba.

A cada paso la llamada al origen de todo resuena: familia, leer, música, naturaleza, escribir la lectura...toda una alabanza de la disolución del yo en un panteísmo incognoscible pero que pertrecha los días hasta hacerlos azules y claros, infancia pura.

¡Viva España!

¡Bravo, Don Álvaro!

Esta mañana agarré <<Ficciones>>. Lo abrí al azar y leí en voz alta:"A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos",líneas de "El Sur". Por momentos pensé que Borges estaba sentado en el sillón, en silencio,contemplando como un daguerrotipo el suceso del sueño.

Como sucede tras la vendimia ya en octubre,debe uno aserpiar la tierra, la memoria. A cada paso, con los montículos y hondonadas del tiempo, las aguas suceden en escorrentías sobre el vacío. Esas aguas, fértiles,- de la amistad, el amor-, deben estancarse en la raíz por siempre.

...en este contexto político-social que vivimos, con el nivel de la política española, ¿alguien piensa que la cultura y la educación importan algo? El fracaso mayor de la sociedad está en el éxito de la política actual: la somnolencia moral, cultural y educativa que nos azota.

Como gran aficionado al ciclismo hoy he rozado la iracundia: un presidente del (des)gobierno que ha homologado lo que ha sucedido en Madrid. Su discurso soez, pendenciero desliza la putrefacción moral. Por otro lado,a los que han puesto clavos y han tirado a ciclistas al suelo...

Leyendo un texto sobre Séneca, a la búsqueda de un dato en un poema de Quevedo, surgió de nuevo: "Imperare sibi maximum imperium est”.