Nuestra democracia justifica con opiniones fuertes e irrespetuosas decisiones débiles. Los genes autoritarios y populistas dominan el debate político.

Algunas lecciones: el poder constitucional es un recurso democrático que se debe respetar. Los anhelos colectivos no son derechos. Se necesita debate en la Asamblea, no sólo armar mayorías.

La corrupción, la impunidad y la violencia, no son accidentales, son consecuencia de haber permitido que la economía ilegal tenga influencia directa en la política. Hay que enfrentar estos fenómenos en democracia, con instituciones jurídicas eficaces, con políticas sociales, con.

Que no nos distraigan: los que hoy gritan persecución política, son los mismos que ayer guardaron silencio ante la infiltración del Estado. Defender la democracia es también romper con ese pacto de impunidad.

El reto es inmenso, pero más grande aún es el costo de no enfrentarlo. No es sólo un tema de cárceles, es de justicia, de territorio, de verdad. El poder no puede estar en manos de quienes lo usan para proteger a criminales.

Algunos criminales ya están hablando. La información existe. Lo que está en juego no es sólo la seguridad, sino la posibilidad misma de democracia. Si no se actúa con firmeza, veremos más candidatos silenciados, más líderes amedrentados, más miedo como norma.

Lo peligroso es el régimen paralelo que tiene rostro, cargo público, y en muchos casos discursos progresistas. ¿Qué hacer? Ir por las cabezas, no sólo por la cola. Se necesita inteligencia criminal, cooperación eficaz, y una estrategia profunda para desmontar estas redes.

. financiando campañas, lavando dinero con obra pública, y controlando territorios. Donde se perdió la soberanía, hay gobiernos municipales funcionales, hay extorsión como en el sistema tributario, la justicia se compra, la vida se negocia, la economía ilegal dicta las reglas.

¿Cómo llegamos aquí? Con estructuras políticas que blindaron a criminales, infiltraron la justicia, y silenciaron a la Contraloría. Casos como Metástasis, Purga, y Plaga, revelan algo más que corrupción: muestran cómo el crimen organizado se fusionó con las élites políticas. .

No era descontrol, era gobernanza criminal desde adentro, para buscar una paz negativa o pax narca. Las masacres en las cárceles no fueron casuales, tampoco lo son las que suceden en las calles de varios cantones del país. Son consecuencias directas de un sistema podrido.

Se dice que Fito ha develado información sobre cómo la exministra de Justicia en el gobierno de Rafael Correa, entregó el sistema penitenciario. No sé si eso es real, lo que sí es real, es que desde que se construyeron las mega cárceles, se concentró el poder criminal.🧵.

No es un tema de manzanas podridas dentro de una canasta, hay corrupción sistémica en todos los sectores. El país apoya un proceso de depuración, sin embargo, este debe ser transparente y con evidencia necesaria para judicializar.

El tiempo dirá si las medidas de ajuste fiscal tienen impacto favorable o no. ¿Qué porcentaje del déficit se reducirá y en qué tiempo?.

Una acusación sin pruebas, no puede ser aceptada. Una cosa es opinar o sostener dudas razonables y otra muy diferente blasfemar o emitir afirmaciones infundadas. El crimen organizado se pronuncia con los relatos, la justicia debe hacerlo con las pruebas.

Ni los lobos ni los choneros son quienes decidieron ingresar a la mafia internacional en los negocios del Ecuador, eso lo hicieron criminales con poder político y otros que se han enriquecido con economía ilegal. Sin una política anticorrupción real perpetuaremos el conflicto.

En términos de fiabilidad, un testigo con sentencia, podría ser de poca confianza. Pero nada es descartable. El testimonio confirma los hechos.